Os presentamos un listado de conductas típicas, que pueden orientar a los padres, a los educadores y terapeutas para detectar un problema de escucha en un niño o adolescente, las aptitudes de comunicación, aprendizaje, adaptación social y calidad de vida. Esta guía se puede utilizar como referencia para valorar los aspectos que trabajamos y que puedan ser aplicables a la persona a evaluar.
La aptitud de la escucha se desarrolla a partir del cuarto mes y medio de gestación. Si habéis observado algún patrón de síntomas atribuibles a la escucha podéis profundizar más revisando los siguientes aspectos:
La habilidad en el control del propio cuerpo, la ubicación en el espacio, la optimización y destreza en los movimientos, es decir, en el equilibrio, la coordinación y la imagen corporal.
Habilidad para relacionarse sin agredir ni ser agredido.
Es la disponibilidad para percibir el lenguaje, es decir, la capacidad de focalizar la atención en lo que se dice y que no le distraiga lo que pasa alrededor.
Es la habilidad para expresarse verbalmente, es decir, la capacidad para organizar y transmitir el mensaje de manera comprensible.